En julio, el doctor Pablo Sebastián dirigió un conversatorio en la Pinacoteca Ignacio Merino (Lima). Destacó la obra y la fuente de inspiración del artista: Cusco, centro del Imperio incaico; y Lima, capital del Perú virreinal y republicano.
Por Graciela Tuesta. 19 agosto, 2025. Publicado en semanario El TiempoEn medio del vínculo estrecho con instituciones, en especial con la Municipalidad de Lima, don Francisco González Gamarra realizó grandes lienzos para el salón de recepciones del palacio municipal, el llamado “Salón de los Espejos”. Cuatro paneles representan 3 momentos inaugurales de la ciudad de Lima: la fundación, el primer cabildo de Lima y el cabildo de la independencia.
Cusco vio nacer a Francisco González Gamarra, en 1890, en el seno de una familia de alcurnia. Esto le dio un fuerte sentido de pertenencia, señala el doctor Pablo Sebastián, profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura y experto en Historia del Arte.
Sobre el artista cusqueño, el docente expresa: “Formaba parte de una estirpe de escogidos. Junto con el lugar, cabe destacar el momento, pues, en el siglo XX, surge con un referente inequívoco de lo peruano en la búsqueda de autenticidad al margen de modelos culturales horarios. En Cusco y Lima transcurrió gran parte de su vida y encontró su lugar en el mundo”.
Pionero en el arte peruano incaico
El doctor Sebastián Lozano refirió aspectos importantes de la vida de González Gamarra como su llegada a Lima, donde asumió la producción artística de la revista Variedades (de 1909 a 1915); y produjo gran parte de su obra temprana, como caricaturista y acuarelista. Allí realizó unas 600 caricaturas, aproximadamente. Para el doctor Sebastián, la tesis de arte peruano de este artista puso de moda los diseños de color y el estilo de los incas. “Subrayar su fascinación por su tierra natal le lleva a difundir fuera del Perú muchos de esos motivos precolombinos en cerámicas y textiles”, sostuvo.
Refirió que, a finales de 1926 el artista presentó en París una muestra pionera, que incluyó un conjunto de pintura y grabados con temas peruanos de inspiración inca y colonial. De esa época, destaca la serie de excelentes dibujos a pluma: rincones de Lima, Callao y Magdalena vieja.
A su regreso, cuando el presidente Augusto B. Leguía lo condecoró con la Orden del Sol, se afinca en Lima. Asimismo, recibió el Premio nacional de fomento a la cultura Ignacio Merino; fue director de la Sociedad de Bellas Artes del Perú, conservador del patrimonio artístico nacional y director de la Escuela de Bellas Artes.
Murales: El tema y el tamaño
En la descripción de cada una de las obras, el artista detalla sus composiciones: personajes, roles y los elementos que apoyan las acciones que realizan. Estos cuadros, emblemáticos murales, fueron una línea de acceso para rescatar el ideal patriótico. En ello, se entregó con agrado al retrato histórico: incas, virreyes, vírgenes, cristos, y muchos personajes que hablan de la quinta esencia del Perú, la conexión con la identidad cultural del país.
Para el profesor Sebastián, “la pintura mural, en la obra de González Gamarra, no hay que entenderla como soporte mudo. No es que pinte sobre muro, se refiere a que las dimensiones son especialmente grandes”.
En la explicación de su obra, el cusqueño afirma: “No soy de los que cree que una pintura debe ser mural para ser grande. Pienso que los acontecimientos trascendentales y las acciones heroicas de la figura de hombre que simboliza el momento culminante del desarrollo en nuestro país debe ser expresado en dimensiones equivalentes”, lee el doctor Sebastián.
Bocetos
Con respecto a los bocetos, algunos al óleo sobre lienzo y otros a tinta sobre cartón, González Gamarra plantea nuevos murales que recogen momentos y personajes fundacionales en la historia del Perú. En los cartones se incluye mayor número y complejidad compositiva, escenas de forma tosca y esquemática, proyectos de pintura mural. En bocetos, relacionados con Lima, representa sus principales devociones: Santa Rosa de Lima y el Cristo de los Milagros, puestos callejeros, balcones y tradiciones típicas con una vista panorámica de fondo.
Retratos: más allá de las escenas de la historia
Más allá de esas composiciones excelsas, pintó personalidades significativas para el devenir de Lima. De Ricardo Palma hizo una copia del retrato que pintó Teófilo Castillo, en 1957. Se encuentra hoy en la colección municipal. Asimismo, retrató a alcaldes de Lima que resguarda la pinacoteca municipal.
En 1971 recrea la figura de Don Isidro de Cortázar y Abarca, conde de San Isidro, retrato adquirido por la Municipalidad Metropolitana de Lima en 1990. Este aristócrata español desempeñó un papel clave de transición de la época virreinal a la republicana. Ocupó gran parte de su quehacer pintando a los arzobispos de Lima: Juan Gualberto Guevara y Cuba y Juan Landázuri Rickens hoy en el Museo Arzobispal.
“Para Francisco Gonzales Gamarra, Lima se constituyó en el referente obligado para una reformulación del Perú que tuviera su presente firmemente enraizado en su noble pasado. Tanto en sus tradiciones y sus protagonistas, es donde se descubrió, tratando con su obra de mantener la memoria; en una historia en la que intentaba reconocerse sintiéndose a su vez continuador de la tarea que iniciaron los que le precedieron”, puntualiza el profesor de la Universidad de Piura.
En julio, el doctor Pablo Sebastián dirigió un conversatorio en la Pinacoteca Ignacio Merino (Lima). Destacó la obra y la fuente de inspiración del artista: Cusco, centro del Imperio incaico; y Lima, capital del Perú virreinal y republicano. Al evento, representando al fallecido pintor cusqueño estuvo Francisco González Umeres, hijo del artista. El conversatorio fue organizado por la Dirección de Patrimonio Cultural Universitario de la UDEP, en el marco de la exposición Francisco González Gamarra: Memoria del Perú que se exhibe en la Pinacoteca Ignacio Merino hasta el 19 de noviembre.

















